Requiem aeternam,Sanctus,Dominus...

Este futuro incierto, este olor a muerte que sucumbe día a día la existencia de una raza, donde el amor se cataloga como una virtud del ser, pero es maquillado junto con las malas intenciones de los que no fueron ni serán felices, una mirada fría hacia a el pasado manchado con traición, dolor, desesperanza, y por último la tan anhelada muerte esperada por el que sufre. Es un cantico homenajeado a la que nos ayuda a disminuir una suerte agonizante, pero siéntela, mira más allá de las barreras del entendimiento de la humanidad, se aproxima con júbilo y triunfo a reclamar muertos en vida, almas perdidas en el valle de la muerte y el desconsuelo, donde todo lo desconocido toma sentido cuando encuentras la verdadera misión de la vida. Lo que hace que todo sea un poco más significativo…

La noche caminando entre nosotros, se convierte en la única ciencia que despierta el interés más solemne de toda esta humanidad, donde queda el amor que una vez sintió el joven, donde quedaron sus ilusiones sus sueños y sus promesas, ¿en el olvido, en la evolución de una mente dogmatizada hacia una vida mejor, más libre y siempre en pro a las diversiones del mundo?

James Cantillo.