4:30 de la mañana, y solo están de fondo el sonido de la noche y sus hijos, el aullido de la manada de lobos que se acerca a mi ventana, atiborrando cualquier segundo de tranquilidad que mi alma pueda tener.
Pero otra vez, vuelve a mis sentidos, ese olor, ese fétido olor, que se encarga de recrearme los olores más nauseabundos que mi olfato pueda percibir, pero todo de desaparece, y en la noche pausada solo reina el frió y el llamado de los lobos, el llamado a su madre, a su reina, la diosa de la noche.
Ella aparece lentamente, pero ahora los lobos empiezan a correr, tan magna es su presencia que los lobos corres despavoridos al sentirse amenazados por este gran ente, pronto, los pájaros comienzan a volar de sus nidos, la noche comienza a ser tensa y el olor a sangre se esparce por toda la estancia.
Un vago sonido llega a mis oídos, puede escuchar el crujir de unas cadenas, que poco a poco van tomando fuerza, mi corazón se detiene al sentir como lentamente abren la puerta, luego una figura espectral se percibe al final de la estancia, y con una tenue pero malvada voz pronuncian:
-Ahora seréis uno de mis condenados, te someterás a mi credo y mataras a mi nombre, yo soy tu madre, tu esposa, tu sombra, soy Lilith,
K.